
HONG KONG: HUMEDAD Y DINERO
Vegetación tropical, humedad pegajosa y sobre todo DINERO. En particular si vienes de la "parte continental", como es mi caso... En la isla bonita te abruma la visión de belleza, estética, marcas y dinero. Unos carteles publicitarios de dimensiones extraordinarias con mujeres voluptuosas y de largas piernas, que en parte se corresponden con las calles (evidentemente lo de las piernas largas, no, pero sí unas chinas exquisitas, en fin, hasta yo me tenía que dar la vuelta). Y evidentemente la ciudad rebosa de tiendas tipo Manolo Blanhik, Louis Vuitton, etc..., peluquerías, esteticistas, masajistas... En fin, que la belleza no es aleatoria, sino que hay que invertir tiempo y dinero, y si no que se lo digan a las pobres pekinesas con su plumas rosa fucsia.
Y luego, la modernidad. Nueva York es una antigualla al lado de HK: el suelo le pertenece a los coches, los peatones se mueven por pasillos aéreos que recalan una y otra vez en brillantes centros comerciales, de los cuales se bifurcan más pasillos que abocan a nuevos centros comrciales, un poco como un laberinto borgiano mercantilista. HK es como una película de ciencia ficción futurista de hace diez años.
Tanto brillo y estética me llegaron a resultar en parte obscenos, clasistas y vacíos: en fin, eché de menos mi estepa polvorienta pekinesa y la humildad sobria y gris que despliegan edificios, calles, gentes. Pekín ya se está convirtiendo en mi hogar, lo noto en percepciones como ésta... qué se le va a hacer.