Sunday, September 16, 2007



THE FINAL COUNTDOWN

Bailé moviendo la cabeza hacia delante y hacia atrás con Bon Jovi y Guns N Roses, y me gustaban mucho, que es lo peor de todo.
Beijing también agita la cabellera heavy ante la llegada de los Juegos Olímpicos. En cuestión de un mes los precios han subido un 20 por ciento, así, por espíritu olímpico. Por no mentar el precio del cerdo, más agridulce que nunca, que ha experimentado un aumento del 45 por ciento.
La inflación cabalga loca, sin dejarse domeñar por las subidas de tipos de interés ni de las reservas bancarias y algunos soldaditos ya se han estado levantando por varias provincias por las miserables pagas que reciben una vez dejan el Ejército.
Beijing está siendo sometida a una enorme operación de cirugía estética: avenidas con setos perfectamente recortados, edificios modernísimos (la sede de la CCTV de Kolhas), ampliación del aeropuerto por Foster. Y sobre todo, más feo incluso que la construcción comunista de los cincuenta, es su cielo. Así que han decidido fumigarlo. El yoduro de plata absorve la humedad y nos regala un sol impenitente y artificial, seguido de fortísimas tormentas. Ahora recuerdo aquellos días grises y neblinosos con la nostalgia de lo que fue auténtico en este gran teatro del mundo.

Sunday, September 02, 2007




CAMBOYA, MONZÓN Y POBREZA

Infinitos arrozales verdes, montañas azules, mujeres con pañuelos a cuadros que te dedican una sonrisa, niños chapoteando en charcos inmundos. También avenidas de Pnohm Penh con chiquillos desnudos pidiendo dinero, tullidos de las minas antipersonal plantadas en todo el país por Pol Pot paseando sus piernas de madera con una gorra en la mano. Miles de monjes con sus túnicas azafranadas y el aura de atemporalidad y equilibrio que les acompaña... Camboya engancha y encoge el corazón. La luz que cae al atardecer y hace brillar los colores con una intensidad tal que parecen una fruta exprimida, la historia tan salvaje que acabó con un cuarto de la población en los "killing fields", la sombra de Pol Pot todavía como una herida abierta... Camboya es vital y melancólica con la misma fiereza, la misma belleza, el mismo asombro.
Una sociedad rota donde las madres venden a sus hijas para la prostitución, el ladrón y el pederasta compran a la policía, el director del orfanato vende la comida donada, las familias entregan a los bebés para adopción por unos pocos dólares... Todos bañados en la misma furia del monzón. Nada parece salvaguardar su significado, todo está en compra-venta. Y aún así hay quien enseña a los chiquillos de la calle en un aula situada bajo un árbol, hay quien deja a sus amigos gángsters por arreglar las motos que desbordan las carreteras, hay quien...

PD. Hace mucho tiempo que esta página está censurada y desgraciadamente no puedo leer los comentarios.
Ya nadie irá por el camino de Umbral.
Kimh, el mejor conductor de tuk-tuk de Pnohm Penh, nos ayudó a entender la "infinita tristeza" camboyana, pero también su inteligencia.