Thursday, January 31, 2008

LA METAMORFOSIS. DE SNOB A CRIMINAL

En menos de un mes he sufrido una transformación parecida a la de Gregorio Samsa convertido en cucaracha: he pasado de snob en China a rozar las lindes de la criminalidad en Vietnam.
A finales de diciembre F., de visita en la ciudad, me preguntó a qué hora terminaba de trabajar. Mi respuesta consistió en que al concluir el curro iba a hacerme la manicura -el gris invierno de Pekín se combate mejor con las uñas rojas- y después me tendría que quedar a hacer unas horas extras en un cóctel silencioso organizado por el artista Tres en el Cervantes. Durante media hora escritores, gentes de la Embajada y de otros pelajes se lanzaron a por el vino y el jamón con la misma ansiedad de siempre o más porque esta vez no había alternativa. Rosa Montero, el consejero de Educación y yo parecíamos igual de gilipollas gesticulando vigorosamente con las manos y lanzando miradas interrogantes hacia todos lados con el único sonido de una tuba aligerando la velada. Me pareció brillante este cóctel de Tres, celebrado previamente en el Macba o la Casa Encendida, y me recordó de alguna manera a "El ángel exterminador" de Buñuel.
En el sur de Vietnam existe una manera de viajar en moto con un guía que te muestra el Vietnam real llamada Easy Rider (ER). Puedes vivir con minorías, visitar fábricas y plantaciones de café o de caucho. Nos embarcamos con unos Easy Rider a la espera de huir del circuito turístico, pero los nuestros no hicieron más que llevarnos al Jardín Chino de las Flores como hit del recorrido. Decidimos abandonar y que nos devolvieran el dinero de los días restantes. Nuestros ER, en cambio, no nos soltaban ni a sol ni a sombra. Discutimos desesperados durante horas en las que el sol iba cayendo sobre las Flores Chinas sin que nadie las contemplase un solo momento. Ante tal grado de frustración les amenacé con quemarles las moto si no nos devolvían el dinero. Parece ser que ésto fue lo único que entendieron y actuaron en consecuencia. El resto del día tuve bastante ansiedad y por la noche tuve pesadillas. No se trataba de haber perdido bastante dinero de forma estúpida, sino de haber pronunciado esas palabras:"O me devuelves el dinero o te prendo fuego a la moto"... Duras son, en ocasiones, las batallas que se libran con el turismo.

Monday, January 21, 2008



EN EL CAMINO DEL SURESTE ASIÁTICO

Elcielosobrebeijing se ha puesto en marcha por el Sureste Asiático: primera parada, Hanoi.
Si el flautista de Hamelín atraía a las ratas con su música, en Hanoi no hay quien ponga orden ni concierto entre las miles de motos que recorren las calles como pequeños roedores histéricos. El transeúnte debe cruzar la calle de poquito a poquito, esperando que las motocicletas te eviten.
Las vespas se reparten el protagonismo de la ciudad junto con las baguettes y los pho -cuencos de sopa con fideos transparentes, apio y tropezones de carne-. De fondo, la arquitectura colonial con paredes resquebrajadas y colores alegres. Sin haber estado en Cuba, me atrevo a decir que La Habana es Hanoi con más negritos, Hanoi es La Habana con más rasgados -disculpas a la Tacita de Plata por robarle los versos-
El cielo sobre Hanoi tampoco da tregua. Sin atardeceres ni amaneceres, rodamos del día a la noche como del blanco al negro, sin intermediarios.

Sunday, January 13, 2008

ADIÓS A BEIJING

Hoy el cielo vuelve a ser blanco, como cuando llegué a Pekín dos años atrás. Me gusta que la ciudad me reciba y despida de la misma forma: con esta espesa luz blanca que desdibuja un tanto el contorno de los edificios. Una luz maga que hace desaparecer la perspectiva de un plumazo y me recuerda a la inquietante Nada de "La historia interminable", precipio y niebla al acecho de los límites de la urbe.
El mismo hutong semiderruido, los mismos árboles pelados y el mismo centro comercial de cristal y acero se enmarcan dentro de la ventana de mi habitación.
Esta noche no he podido dormir casi nada. El insomnio me ocupa, se convierte en mi mejor compañero y no he sabido echarle de la cama, menos aún en una noche como ésta. En un día como éste.
Después de dos años me reconozco en las amplias avenidas, en las paredes de ladrillo gris de los hutong, en luz fluorescente del metro, en los restaurantes coreanos con porterías de fútbol al fondo. Pertenezco a la pequeña historia de quienes habitaron la ciudad, y a su vez Pekín me acompañará de aquí en adelante. Al igual que los amigos, para quienes no tengo canción que valga.

P.D. Recomiendo encarecidamente "Historias de Pekín" de David Kidd, melancólica y sutil semblanza de la ciudad en el momento de la llegada de los comunistas.