Sunday, September 02, 2007




CAMBOYA, MONZÓN Y POBREZA

Infinitos arrozales verdes, montañas azules, mujeres con pañuelos a cuadros que te dedican una sonrisa, niños chapoteando en charcos inmundos. También avenidas de Pnohm Penh con chiquillos desnudos pidiendo dinero, tullidos de las minas antipersonal plantadas en todo el país por Pol Pot paseando sus piernas de madera con una gorra en la mano. Miles de monjes con sus túnicas azafranadas y el aura de atemporalidad y equilibrio que les acompaña... Camboya engancha y encoge el corazón. La luz que cae al atardecer y hace brillar los colores con una intensidad tal que parecen una fruta exprimida, la historia tan salvaje que acabó con un cuarto de la población en los "killing fields", la sombra de Pol Pot todavía como una herida abierta... Camboya es vital y melancólica con la misma fiereza, la misma belleza, el mismo asombro.
Una sociedad rota donde las madres venden a sus hijas para la prostitución, el ladrón y el pederasta compran a la policía, el director del orfanato vende la comida donada, las familias entregan a los bebés para adopción por unos pocos dólares... Todos bañados en la misma furia del monzón. Nada parece salvaguardar su significado, todo está en compra-venta. Y aún así hay quien enseña a los chiquillos de la calle en un aula situada bajo un árbol, hay quien deja a sus amigos gángsters por arreglar las motos que desbordan las carreteras, hay quien...

PD. Hace mucho tiempo que esta página está censurada y desgraciadamente no puedo leer los comentarios.
Ya nadie irá por el camino de Umbral.
Kimh, el mejor conductor de tuk-tuk de Pnohm Penh, nos ayudó a entender la "infinita tristeza" camboyana, pero también su inteligencia.

5 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Me encanta tu página. Hace unos meses que la sigo y echaba mucho de menos que añadieras algo... Muchas gracias, porque leyéndote, es como si estuviera allí.

10:06 AM  
Anonymous Anonymous said...

Dale las gracias a Kimh por hacernos llegar todo esto. Y gracias a ti por escribir como escribes. En la Mancha ahora huele a Camboya...

2:55 AM  
Anonymous Anonymous said...

(... de vuelta en paris, aporreando el teclado un poco como una autómata)
Leo tu página y recuerdo la noche en que me contasteis el viaje, y el choque entre vuestras palabras, tan reales, y el escenario Blade Runner que se ve desde vuestra ventana; en la retina, todavía, las fotos de jaime.
Un beso a los dos. Qué ganas de volver a verte, niña!
J

1:59 AM  
Blogger Isabel Navarro said...

A veces tengo el convencimiento de que la belleza sólo puede ser triste, aunque no sabría explicar por qué. Además, cuando la Historia se materializa en rostros que hablan y dicen, la sensación de extrañeza aumenta. Cómo envidio todo eso que estás aprehendiendo en tus viajes...

12:20 AM  
Blogger Autora said...

Bella,

La tristeza es que no puedas leer los propios comentarios de tu propio blog.

Aqui dejo el mio, cautivada por la melancolía camboyana.

Un beso, chinita.
Se te echa de menos

5:16 AM  

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