Tuesday, October 23, 2007



EL CONGRESO, EL ELEGIDO Y LA TRADUCCIÓN

El comunismo, para qué nos vamos a engañar, siempre tuvo algo de mesiánico, como el rock, y no seré ni la primera ni la última en reconocerlo. Y algo de parentela con el fascismo, también. Esta afirmación la pronuncio después de años de discusiones sosteniendo el punto de vista contrario, pero en mi comprensión política hay un antes y un después de China.
No hay más que ver el lugar donde ha tenido lugar el XXVII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh): el Gran Palacio del Pueblo, que pude admirar por dentro en calidad de mujer experta que trabajó para el Gobierno chino en el Día de la Mujer Mundial, parafraseando al maestro Calamaro. Primohermano de la construcción más fascista de Albert Speer y su soñada Germania.
La celebración del Congreso en el Gran Palacio del Pueblo (término que en sí mismo no puede ser más contradictorio) refleja la misma uniformidad y estética que las concentraciones de Hitler, sólo que entre jerarca y jerarca centenario comunista medio adormilado, como en los guisantes salteados, puedes encontrar a un representante de las minorías de China vestido con un exhuberante traje regional (cornamentas, brillos, colorines, sombreros con colgajos). Las minorías en China, por cierto, sólo se visten así en sus tierras para sacar dinero a los turistas y para esta concentración política. Así que la mezcla de estética nazi, viejunos medio dormidos y el carnaval brasileño resulta, cuanto menos, singular.
Los pobres corresponsales han estado pululando en derredor del Gran Palacio en busca del Mesías, y para colmo, la cosa no ha quedado clara. Pero tan confusa, que algunos medios afirman que en el nuevo Comité Permanante (los que más mandan) hay más elegidos por Jiang Zemin, el anterior presidente, más "capitalista", por decirlo de alguna manera; mientras que otros sostienen que Hu Jintao, actual presidente y más "socialista", ha reforzado su influencia. Así que no me ha quedado muy claro quién gana la partida y quién será el próximo, si Xi o Li (uno y otro protegido). Me imagino a la cúpula comunista china descojonándose de todas estas loterías y análisis, la verdad.
Otro aspecto destacable son los términos que cada presidente chino ha añadido a la Constitución: si contamos con el "importante pensamiento de Deng Xiaoping", apertura y reforma; la teoría de "la triple representatividad" de Jiang Zemin, nosotros españoles católicos lo podemos entender bien por la Santísima Trinidad: es algo así como el pueblo, los dirigentes comunistas y los empresarios en un sólo ser; y ahora toca "el concepto científico de desarrollo" de Hu, que en realidad viene a significar algo así como crecimiento sostenible.
Y esto me lleva a la tercera parte del post: las traducciones. El Gobierno chino tiene a una serie de expertos extranjeros que traducen el discurso de Hu y todas estas pamplinas a muchos idiomas. Los pobres corresponsales copian literalmente estas traducciones chuscas (traduttore, traditore), que hacen parecer a la cúpula política china mucho más tonta de lo que es en realidad. Así se ha recogido ampliamente que Hu busca el objetivo de una sociedad "modestamente acomodada" por el término "xiaokang", que en chino significa ni más ni menos que clase media.
Mientras tanto, el pueblo, como dirían ellos, no se entera de lo que está pasando, y más aún, le da igual: "dame pan y dime tonto", como a otro pueblo del que no me quiero acordar hace no tanto tiempo.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Ay, liebe Rote, cuánto me ha gustado este último artículo de El cielo sobre Beijing (¿¿la censura no te deja poner Pekín??) Con el último párrafo querría decir que no puedo estar más de acuerdo, pero creo que es debatible:

"Mientras tanto, el pueblo, como dirían ellos, no se entera de lo que está pasando, y más aún, le da igual: 'dame pan y dime tonto', como a otro pueblo del que no me quiero acordar hace no tanto tiempo".

He de reconocer que no sé si te refieres a nuestra Ehpañña. Si es así, siento decirte que, en mi humilde opinión, el pueblo está cada día más tonto, y cada vez se conforma con un circo más esperpéntico. La actividad cerebral de un ciudadano medio español roza los límites entre adultos y bebés. El pueblo pide Fórmula 1, pide famosetes del corazón insultándose mutuamente, pide neofascistas pegando a ecuatorianas en los cercanías, pide datos catastróficos sobre el clima, pide carnaza, morbo... No le des Pasolini, porque hacen honor a su nombre y pasan...

Ah, eso sí, el pueblo español después es experto en quejarse. "No hay quien pague una vivienda", "hay paro", "no hay seguridad", "los sueldos son de risa". Eso sí, sólo los oirás hablar, nunca manifestarse. En este aspecto, los gabachos podrán ser todo lo que queramos, pero en cuanto les tocan un poco la moral se echan todos a la calle y paralizan el país. Creo oír a más de un francés descojonarse en estos momentos de España, de sus políticos... y sobre todo de su sociedad adormilada con el "panem et circenses" mediático.

Alejandro aus Talavera

6:07 PM  

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